El mar tiene color pizarra, plano como el asfalto. El viento no sopla, sino que habla con voz firme – un día como tantos otros en las latitudes azules, perfecto e interminable. Estoy apenas despierta, sobre la cubierta, cuando de repente noto que mi horizonte cambia de forma. Una ballena jorobada emerge en la superficie como si se tratara de una locomotora saliendo de un túnel. A unos 100 metros de la embarcación veo unos soplos de neblina que brotan del mar, pero es la rigurosidad de su respiración – esas explosiones – lo que más me sobresalta. — N. Ward
Cualquiera que observe una ballena jorobada se impresionará por su enormidad y gracia. Del tamaño de un autobús urbano, emerge del mar disparando brotes vaporosos de su espiráculo y, luego, lentamente, serpentea hacia las profundidades, revelando una pequeña aleta dorsal sobre su pequeña joroba. Una última vista puede ser el par de aletas de su cola de 15 pies de ancho sobre el agua como si fuesen las alas estiradas de una enorme ave marina.
Consideradas por Herman Melville como las más juguetonas de las grandes ballenas, las jorobadas forman una sociedad que precede a la nuestra por unos 50 millones de años. Además de alimentarse en las latitudes del norte, estas criaturas pasan los meses invernales en los cálidos mares tropicales del Caribe – nadando, retozando, conversando, cortejando con el sexo opuesto, pariendo y cuidando a sus crías.
Una preocupación del santuario – la protección más allá de las fronteras
En el reino animal, la ballena jorobada realiza una de las mayores migraciones. Son ciudadanos internacionales – que no reconocen soberanía alguna salvo la propia – que se trasladan por aguas internacionales del Océano Atlántico Norte y el Mar Caribe sin pasaporte.
El Santuario Nacional Marino Stellwagen Bank de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, localizado en el golfo de Maine, protege una población de alrededor de 1.000 ballenas jorobadas que cada primavera regresan de sus aguas tropicales de reproducción con nuevas crías. Esta población tiene una baja tasa de recuperación debido al impacto del ser humano en sus aguas. Graves incidentes, como los enredos en equipos de pesca o los golpes de embarcaciones, contribuyen a su mortalidad a lo largo de su trayecto migratorio.
En 2007, el Santuario Nacional Marino Stellwagen Bank creó un Programa de Santuario Gemelo para desarrollar estratégicas «relaciones hermanas entre santuarios» con fines científicos – con otros santuarios de mamíferos marinos en Las Islas Bermudas, La República Dominicana y Las Antillas Francesa y Holandesa – a fin de asegurar la protección de las ballenas jorobadas fuera de los límites de los EE.UU. con un enfoque específico en la zona internacional de apareamiento y reproducción en el Caribe, así como a lo largo de los corredores migratorios.
Lo que una cola puede revelar – Identificación fotográfica
Conocer la identidad de las ballenas individuales puede ser fundamental para los investigadores. A través de la identificación fotográfica, los científicos pueden reconocer a una ballena individual en cualquier lugar al que viaje a lo largo de su vida. Basta con comparar los patrones de su pigmentación blanca y negra en la parte inferior (o ventral) de las dos aletas de su cola. Estas marcas son producto de la pigmentación natural y de las cicatrices.
Al utlizar las técnicas de identificación fotográfica para ayudar a supervisar la recuperación de esta especie en peligro de extinción, CARIB Tails convoca a los navegantes a convertirse en científicos ciudadanos para ayudar a rastrear los movimientos de las ballenas jorobadas entre su lugar de alimentación en el Atlántico Norte y su lugar de reproducción en la amplia Región del Caribe. El proyecto es una colaboración de investigación internacional entre el Santuario Nacional Marino Stellwagen Bank de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, el Programa Ambiental del Caribe de Áreas Especialmente Protegidas del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de Vida Silvestre y nuestros socios de conservación.
Desde comienzos de los años setenta, las ballenas jorobadas en el Santuario Nacional Marino Stellwagen Bank y en cualquier otro lugar del golfo de Maine han sido catalogadas, no solo con sus números de identificación formal, sino también con nombre. Al catalogar las ballenas jorobadas individuales, los científicos pueden vigilar a los animales individuales y recopilar información valiosa acerca de los tamaños de su población y sus patrones de migración.
El catálogo de aletas – cómo y por qué
Cuando se reciben nuevas fotografías de las aletas de la cola de una ballena jorobada, se comparan con las fotografías en el Catálogo de Ballenas Jorobadas del Atlántico Norte, que se mantiene desde 1976 por Allied Whale en el College of the Atlantic, Bar Harbor, Maine, EE.UU. La información sobre cada avistamiento de ballenas (tal como el día, la hora y la ubicación) se guarda en una base de datos o catálogo. Con este tipo de información, se ha podido aprender que las ballenas jorobadas maduran a los cuatro años de edad, pueden tener cría cada dos años, viajan al Caribe en invierno para aparearse y parir y, supuestamente, cada verano regresan a la misma zona en el norte para alimentarse.
El Catálogo contiene fotografías de las aletas de la cola de más de 7.000 ballenas jorobadas. Es el resultado de la colaboración entre científicos, naturalistas, científicos ciudadanos y turistas que contribuyeron con fotografías de ballenas jorobadas tomadas en regiones tales como América del Norte, Noruega, Islandia, Groenlandia y el Caribe. La información que se obtiene del catálogo ayuda a comprender mejor la conservación de mamíferos marinos y la protección de su hábitat. También ayuda a generar conciencia en las personas y a motivar acciones y gestiones de conservación de mamíferos marinos.
P.D. «Salt», también conocida como la «Gran Dama» del Programa de Santuarios Gemelos, fue vista todos los veranos desde 1976 en el Santuario Stellwagen Bank, con excepción de un sólo año. También es la primera ballena jorobada del golfo de Maine que fue vista por investigadores en el Banco de la Plata de la República Dominicana. Su avistamiento confirmó la ruta migratoria norte-sur de las ballenas jorobadas.
SE BUSCA: Ayuda para rastrear la migración de las ballenas jorobadas con fotografías de las aletas de sus colas.
Si llega a ver una ballena jorobada mientras navega por el Caribe, nunca la olvidará. Si toma una buena fotografía de las aletas de su cola, podrá contribuir a la conservación de este animal espectacular. Para más información acerca de cómo participar visite: www.caribtails.org.
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