Los pingüinos más pequeños del mundo

Por Elodie Camprasse

Son las 18:30hs, justo después de la puesta del sol y estoy sentado en una playa del sudeste de Australia, a punto de presenciar un momento increíble.  Todas las noches y aproximadamente a la misma hora, durante su temporada de reproducción, los pingüinos más pequeños del mundo salen del agua luego de pasarse el día pescando para cruzar la playa y recuperar las madrigueras donde se reproducen. Un grupo tras otro, cuidadosamente encuentran el camino de vuelta a casa donde sus pequeños polluelos esperan hambrientos a que sus padres regresen con panzadas de pescado. Estamos en agosto y es el comienzo de la cría de polluelos.

Una vez localizadas y consolidadas sus madrigueras, las parejas, por lo general fieles, ponen dos huevos y los incuban por algo más de un mes. Mientras los polluelos son pequeños no pueden regular su propia temperatura, motivo por el cual al menos uno de los padres debe permanecer en el nido para mantenerlos a buena temperatura y protegerlos de los depredadores. El otro  se va de pesca al amanecer con la misión de traer suficiente alimento para mantener el crecimiento de las crías.

A las dos semanas, cuando los polluelos son lo suficientemente maduros, ambos padres dejan el nido por un día o más y regresan, con cada vez menos frecuencia, a alimentar a sus pequeños, quienes necesitarán entre ocho y diez semanas para ser independientes y prepararse para enfrentar su nueva vida en el océano. Si las condiciones ambientales son favorables, las parejas intentarán reproducirse nuevamente  para aumentar su cría durante una temporada.

A los pequeños pingüinos también se les conoce como pingüinos de hadas y se encuentran en el sur de Australia y Nueva Zelanda donde son grandes atracciones ecoturísticas. Anidan en islas alejadas de la costa y en el continente en lugares con acceso restringido a los depredadores, tales como al pie de un acantilado. Cavan sus madrigueras en la arena o en la tierra, pero también pueden anidar bajo la vegetación, en cuevas y en las grietas de las rocas.  Como se ha comprobado que las poblaciones están reduciéndose en ciertas partes de su ámbito, es cada vez más necesario comprender su ecología. Sufren la amenaza de depredadores como ratas, zorros y gatos así como la pérdida de hábitat debido al desarrollo del hombre,  la contaminación de plásticos y los derrames de petróleo.

Estas criaturas tienen el menor alcance alimenticio de todas las aves marinas y, además, son buceadores de pocas profundidades debido a su pequeño tamaño – alrededor de 40 centímetros. Recientemente, una interesante investigación en la que se implementaron dispositivos que registraban la conducta de buceo y rastreadores GPS, se comprobó que pueden adaptarse a las alteraciones antropogénicas y beneficiarse de éstas. También se pudo confirmar que muestran diferencias en el esfuerzo parental, en la calidad individual y que forman asociaciones marítimas para aumentar sus posibilidades de éxito en la caza. Así mismo, despliegan especializaciones individuales en su conducta de buceo y confiabilidad en una zona de alimentación. Los estudios en curso intentan comprender si ser un generalista o un especialista es  mejor estrategia para ellos para alimentarse con eficiencia y así, en última instancia, aumentar su éxito en la reproducción.  Según unas muestras de sangre tomadas, el estudio de la dieta de los pingüinos revela las preferencias de presas en distintos momentos durante la temporada de cría. Esta información también ayudará a los investigadores a determinar si las aves tienen estrategias consistentes. Esta es un área de interés relativamente nueva en la investigación de aves marinas que ayudará a comprender cómo estos animales enfrentan el cambio climático y las modificaciones de su hábitat.

La adaptación a un ambiente artificialmente modificado

Existen algunos ejemplos donde los animales silvestres se han adaptado a la vida urbana. Recuerdo cuando observaba a los leones marinos en el muelle 39 de San Francisco tratando de entender el motivo por el cual habían elegido esa ubicación y cómo se enfrentaban a los disturbios causados por el  hombre. Me pregunté lo mismo cuando contemplaba a los turistas fotografiando y observando a los pequeños pingüinos en la escollera de Saint Kilda en Melbourne. Increíblemente, cientos de parejas en reproducción han podido establecerse con éxito entre las rocas del malecón. También pueden explotar sus recursos alimenticios en la bahía de Port Phillip y se piensa que utilizan la estructura tridimensional de los canales excavados por el hombre para atrapar a sus presas.

Un estudio ha informado con certeza las diferencias entre los hábitos de buceo de los pequeños pingüinos en los ambientes naturales comparados con los que exhiben en la bahía, donde están más tiempo buceando cerca del fondo del mar. Parte del éxito de las aves también recae en la existencia de un cerco de seguridad que evita que los depredadores accedan a la colonia. Sin embargo, están expuestos a otras amenazas relacionadas como, por ejemplo, el deseo público de continuar modificando su entorno de alimentación al aumentar la profundidad de los canales, lo que a su vez aumentará la turbiedad del agua, afectando así la conducta de los pingüinos y de sus presas. Esto podría perjudicar la supervivencia de los pequeños pingüinos en este ambiente altamente modificado. Saint Kilda no es la excepción y estas criaturas utilizan otros lugares urbanos y áreas modificadas tales como antiguas canteras y bahías en Oamaru y Sydney.