Antiguamente un pequeño pueblo de pescadores en la costa vasca del suroeste de Francia, Biarritz se puso de moda después de 1854 por las estancias de verano de Napoleón III y su emperatriz Eugenia, nacida en España. También visitado por la realeza europea como la reina Victoria y Eduardo VII de Gran Bretaña, y Alfonso XIII de España, Biarritz comenzó a denominarse «la reina de los centros turísticos y el lugar de veraneo de los reyes».
La bella Biarritz no ha perdido nada de su encanto a lo largo de los años, y sigue siendo un prestigioso y elegante balneario. Las mansiones de lujo y las residencias de patrimonio histórico, que brillan con detalles de la belle époque y el art decó, han conservado su glamour.
Pasé una semana encantadora este verano aquí, alojada a sólo una manzana de la hermosa Grande Plage. Mi apartamento daba al Casino de Biarritz, un elegante e imponente edificio art decó que ha sido el centro de la vida social de la ciudad desde su apertura en 1901. El otro hermoso edificio en la playa es el Hôtel du Palais, el atractivo palacio construido para la emperatriz Eugenia alrededor de 1855 como villa de verano. En 1880, la mansión fue vendida y convertida en un espléndido hotel que atrajo a la élite internacional, incluidos los miembros de la realeza europea. Finalmente, la propiedad cayó en mal estado y cerró por un período en la década de 1950, pero desde entonces ha sido renovado y es nuevamente un hotel de lujo.
El clima templado de la región, la variedad de playas y paisajes, y los lujosos alojamientos turísticos de la ciudad siguen atrayendo a una clientela internacional, pero la imagen exclusiva de Biarritz ha cambiado. El turismo ahora está más diversificado, y el surf ha jugado un papel importante en esto. En la década de 1950, la cultura del surf de California se introdujo en Europa en estas playas de arena, y desde entonces Biarritz siempre ha sido un importante destino de este deporte.
El casco antiguo de la ciudad está restaurado con mucho esmero y es un placer pasear mientras se observan los escaparates. Abundan las elegantes boutiques de ropa y decoración para el hogar abastecidas con marcas locales, y hay un ambiente agradable en todas las cafeterías y restaurantes. Una delicia de esta ciudad es la cantidad de pequeñas tiendas independientes. Hay tiendas especializadas en quesos, así como chocolaterías, confiterías y pastelerías. La confección de bombones es una tradición, ¡y personalmente puedo asegurar que son realmente deliciosos!.
Biarritz se ve hermosa desde todos los ángulos. Una costa salvaje, salpicada de rocas y acantilados formados por la fuerza de las olas, bordean largas playas de arena. Los paseos marítimos a lo largo de los senderos costeros con vista al océano ofrecen vistas increíbles y me permitieron saborear el encanto de esta ciudad tan cuidada.
Biarritz ofrece uno de los paseos marítimos más atractivos de Francia, en una ruta bordeada de tamariscos y hortensias. Comienza en el faro, construido en 1834. Subí los 258 escalones del Phare de Biarritz, de 73 metros de altura, y fuí recompensada con vistas panorámicas de la costa vasca.
El paseo pasa luego por la Grande Plage y el Casino Barrière, la tranquila plaza antigua Place Sainte Eugénie y el Museo del Mar. Luego por el puerto de pescadores, construido por el emperador Napoleón, y la Roca de la Virgen María. La estatua de la Virgen, creada para proteger a los pescadores locales, se encuentra al atravesar un puente diseñado por el famoso ingeniero Gustave Eiffel. Caminé hasta llegar a la magnífica playa La Côte des Basques, donde ví a varias personas surfeando y un par de letreros junto a la carretera con imágenes de surf de los años 50 y 60 que hablaban del origen de este deporte en la región.
No quise irme de la ciudad sin disfrutar de la sensación de estar en el mar con una tabla de surf, así que en mi último día aquí alquilé una tabla y un traje de neopreno ligero y pasé un par de horas en el agua con Grande Plage en el fondo . Tanto la vivencia como la vista fueron excelentes y le agregaron una dimensión mágica a esta semana especial. Espero poder volver a Biarritz pronto!.